No aprendí a caminar. Aprendí algo mucho mejor, a vivir sin caminar y saber que caminar no es lo importante de una vida, no te hace mejor ni peor persona, y casi todos tus problemas vienen dados cuando te enfrentas a la sociedad. Cuando eliges vivir siendo tu, no quien se espera que seas.
Elegí vivir y rehabilitar como una parte de mi vida. No que toda mi vida fuera rehabilitar.
Parece fácil de entender, pero no es así, y aun me cuesta tener que justificar a muchas personas, que rehabilito lo que me apetece. No creo que a muchas personas las regañen por dedicar mas o menos tiempo a un deporte por ejemplo. O les digan lo que tienen que hacer personas que ni lo practican. No hay nada malo en mi, el fallo esta en quien ve algo malo en mi discapacidad. Además tengo una vida muy interesante que vivir y disfruto viviéndola.
Ayer me dijeron de bajarme de un autobús en la parada de un hospital: Me regañó el conductor porque se creyó que me despisté al no dar al botón y estar lista para bajar, y se extrañó cuando le dije que es que voy a otro lugar, que mi parada no es el hospital. Y no es la primera vez que me pasa.
El trato que recibo , de alguna gente ignorante y bien intencionada casi siempre, crea mucho estrés. Hay muchas personas que al intentar ayudarme me hacen daño o me asustan; me tratan de tonta; me colocan algo sin preguntar; me tocan sin avisar; se apartan montando un barullo para que pase por algún lugar que puedo pasar de sobra o al que ni siquiera voy, pero creen que si y me regañan si no es así; me dejan el sitio señalado en el vagón de metro cuando bajo en la siguiente parada sin escuchar que NO HACE FALTA, que no voy a poder salir sino… Es infinita la lista de pequeñas cosas que me pasan casi todas las veces que salgo a la calle. Y es agotador.
Y luego está luchar contra la falta de accesibilidad. Solo pasear por Madrid es una carrera de obstáculos: escalones, baches, obras, cubos o postes en mitad de la acera…
Y coger un transporte publico es una quiniela:
– El metro esta fatal, hay muy pocas estaciones adaptadas. Aunque están bien señaladas y sabes a lo que te enfrentas. Menos el funcionamiento de los ascensores, que es la sorpresa que te puedes encontrar.
– El autobús es accesible 100% dicen, pero te arriesgas a que no funcione la rampa, esté lleno, o te miren mal por retrasar su marcha cuando baja la rampa. Mas de una vez se ha marchado dejándome con la puerta en las narices.
– Y cercanías es lo peor. Hay trenes con puerta adaptada y trenes que no, no sabes si el próximo tren lo será, ni a que altura del anden caerá la puerta. Ademas suele dejar un pequeño escalón y necesito ayuda para subir. Te lo puedes aprender, pero si lo coges en atocha, con 10 vias y vas de una a otra corriendo con estrés tardas mas en aprendértelo todo. Y también puede que no funcione una de las puertas adaptadas en un extremo del tren, vayas corriendo a la otra, y el tren se te vaya en las narices (lo que peor sienta es ver como se te va un tren por falta de accesibilidad). He llegado a perder 10 trenes en un solo día.
También esta el daño que te hace lo que crees que piensan los demás. Ayer, mi profesor de psicología social (estoy estudiando psicología en la universidad Autónoma), decía en clase que el que diga que no le importa lo que piensen los demás o es ignorante o tiene un problema de psociopatia grave. Porque a todo el mundo le afecta. Lo digo porque también he recibido consejos de que no debería afectarme. Soy consciente de que me afecta porque recibo mucha cantidad de pensamientos negativos, que me dañan. Quien cree que no le afecta es porque recibe menos y no es consciente porque no le daña. Estoy muy orgullosa de ser quien soy, pero me hace mucho daño recibir sentimientos de pena de las personas, ademas me infantilizan. Nunca podré evitar el daño, solo llevarlo mejor.
Por mi forma de ser anticipo todas las posibilidades de que las cosas ocurran, y solucionó todas aquellas que no van a gustarme. Por ejemplo: viajo dejándome llevar, pero en mi mente he anticipado todos los caminos posibles. Y esto con la falta de accesibilidad se ha vuelto imposible.
Simplemente apuntarme a un plan como siempre, se vuelve una lucha y tengo que estar fuerte para ir. No se lo que me voy a encontrar, y eso me genera mucho estrés. Ayudaría mucho saber de antemano la accesibilidad del lugar para sentirme incluida y saber con que personas de apoyo cuento. Ya se que mucha gente esta dispuesta a ayudar, pero cuesta molestar a alguien para pedir, y si ese alguien se ofrece de antemano, quita presión a la petición.
Solo hace falta información, asumí que la accesibilidad universal no voy a vivirla, pero me gustaría tener toda la información que necesito, y para ello solo hace falta voluntad.
Apuntarse a algo resulta una tarea desesperante. No quiero un curso segregado donde solo vayan personas discapacitadas, los y las profesionales nos infantilizan, y ademas hay pocas actividades. Miro los cursos o actividades generales y recibo un “no tenemos nada para ti”. Para conseguir ir a nadar en Málaga tuve que demostrar, enfrentándome al personal bienintencionado, que sabia nadar, y que puedo perfectamente asistir a un curso de natación general. No siempre estoy fuerte para enfrentarme a eso. Para apuntarme a yoga, recibí 3 negativas, mas 2 centros no adaptados, antes de encontrar un profesor que me aceptara en su clase. Curiosamente me aceptó el que daba un nivel mas alto, que me animaba a hacer lo que pudiera. Di un curso de francés, y nadie me pregunto nunca que tal, y mucho menos se acerco a relacionarse conmigo.
Es muy difícil esta lucha constante contra la sociedad dominante. Cada vez aprecio y me muevo mas en espacios seguros para mi y esquivo mi vida de siempre. No me siento comprendida. Al igual que yo no comprendería la situación de no vivirla.
Se empatiza antes con quien me hace daño bienintencionado que conmigo. Incluso cuando el daño es evidente y no es para ayudarme. Recuerdo que me queje de una enfermera que me trataba mal, y en seguida se la defendió presuponiendo que estaría mal por sus condiciones laborales. Imaginaros que os quejáis de maltrato de un jefe o jefa, y os responden que pienses que igual tiene problemas en casa. Es doloroso sentir que tu gente empatiza con una persona extraña antes que contigo.
Todo esto afecta mucho a la salud mental. Es maltrato psicológico.
Pienso en como se culpabiliza a las personas por no saber gestionar emocionalmente su vida y generarse problemas de salud mental.
Y creo que la mayoría de personas que me aconsejan o creen que tengo un problema emocional, no podrían gestionar ni la mitad de las emociones que gestiono yo. Me se con mucha inteligencia emocional. Gracias sobretodo a una crianza con apego seguro, que agradezco a mi familia, sobretodo a mis padres, y en especial a mi madre.
Desde que era pequeña sufro de ansiedad. Nunca fue preocupante ni interfirió en mi vida, así que apenas lo conté, era una mezcla de no saber qué era y vergüenza de mostrar debilidad. La cultura donde vivimos nos ha enseñado a mostrarnos siempre fuertes y esconder nuestra vulnerabilidad. He aprendido a sentirme fuerte mostrándome vulnerable también.
Desde que me separé, y como consecuencia de ello, bajó mi energía mental y subieron los enfrentamientos sociales, además de subir el cansancio al tener que realizar todas las tareas de mi vida.
Vivir sola y enfrentarme al capacitismo existente hace que esa ansiedad suba a niveles preocupantes. Me la trabajo mucho y lo que me crea mas ansiedad es tener que cuidarme de todas esas personas que me agobian con buena intención. No he dejado de ser la Maite educada que da las gracias con una sonrisa y se traga lo que le molesta. (Cosa que también afecta a mi salud mental). Pero entiendo perfectamente a todas aquellas personas discapacitadas que son bordes y contestan mal a quien no sabe ayudar. Es una ignorancia que tiene mucha parte de culpa en la educación segregada. Lo que no conocemos da miedo. La gente no sabe como tratarnos. No culpo a nadie, es normal esa ignorancia por desconocimiento.
También nos pasa que hay personas que nos ignoran, y en general se nos escucha menos.
Todo esto no lo escribo para quejarme, o dar pena. Hago activismo para visibilizar el mundo al que nos enfrentamos algunas personas marginadas de la sociedad, y lo que ello afecta a la salud mental. Que no es un desequilibrio en el cerebro, que la salud mental se deteriora cuando la sociedad te trata mal. Y tu biología, o la inteligencia emocional que hayas desarrollado te ayudara a aguantar mas o menos.
Quiero visibilizar esta realidad también en mi entorno. Por eso lo cuento.